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sábado, 15 de febrero de 2014

Travel: Anecdotas de un Viajero (4)

         

    Kilómetros de bajadas y subidas empezamos a medio observar, ya que la lluvia era incalculable, por lo tanto es muy recomendable que mantengan una velocidad fija y baja, ya que existen huecos y deslizamientos de tierra que incluyen parte de la carretera, hay muchas fallas en la vía y todas peligrosas porque generalmente se encuentran a orillas de un barranco así que el cuidado no era normal en el viaje. La lluvia fue cediendo y con esta nos trajo una vista de lo que sería un alivio para nosotros, observamos una nueva redoma y esta vez era muy arreglada y moderna, estábamos entrando a la civilización que pensábamos perdía en el camino.
Llegamos al pueblo llamado Presidente Figueredo, con estaciones de gasolina, hoteles y locales comerciales, entre ellos de comida, cajeros automáticos y una especie de mercado. Hicimos la parada directa en la gasolinera, intentando comunicarnos en su idioma para averiguar dónde canjeaban dólares. Hubo un pequeño pero muy importante dato que no averiguamos antes del viaje, cada uno poseía los cupos de dólares para compras en el exterior con tarjeta de crédito, pero no nos imaginamos en lo mínimo que podíamos pasar la TDC por puntos de venta de otra moneda y el banco automáticamente hacia la conversión a moneda local, jamás nos pasó por la mente, éramos totalmente ignorantes del hecho, por lo que nuestra preocupación fue total cuando al averiguar nos dijeron que no habían casas de cambio en el pueblo, y nadie aceptaba dólares en efectivo. Perdimos las fuerzas, las ganas de seguir y nos sumergimos en una total desilusión del viaje, pues no teníamos gasolina para llegar, ni reales para comer o quedarnos en una posada. Así que por simple curiosidad hicimos el intento de sacar efectivo en un cajero a ver si nos daba reales, pero fue fallido nos daba un error, no sé si era porque el cajero no tenía dinero o porque estábamos marcando algo mal (recordando que todo está en portugués). 






      No nos dimos por vencidos e hicimos el intento al comprar un agua mineral en una tienda en la que una muchacha muy amable nos orientó en posibles lugares donde quizás podríamos cambiar de moneda, el primer intento fue fallido, pero al intentar con la otra tarjeta (internacional) increíblemente paso el pago, nos volvió el alma al cuerpo y salimos corriendo a hablar con el trabajador de la gasolinera ya que éstas aceptan tarjetas de crédito, de hecho el muchacho nos hizo un gran favor y paso la tarjeta por un monto que ahora no recuerdo y nos dio ese monto en efectivo, Dios estábamos de vuelta al ruedo. Se nos hicieron las 6 de la tarde terminando de cargar con combustible el carrito y arrancamos sin mirar atrás, pues Manaus se encontraba a unos cuantos kilómetros de allí. Cayó la noche abruptamente y con ella volvió la incansable lluvia, que en conjunto con la oscuridad y las luces altas de los vehículos en sentido contrario hacían muy poco visible la vía, en la cual no faltaban las curvas y las subidas y bajas muy pronunciadas. Pasamos una alcabala, indicio de que estábamos cerca de la ciudad, yo particularmente estaba completamente destruido del agotamiento, con dolores en todos lados, en lo único que pensaba era en una cama para descansar, ya que ni el hambre me hacía pensar en comida, necesitaba con urgencia dormir. A lo lejos observamos las luces indicativas de que llegamos al punto inicial de la ciudad anhelada, el punto de control de la policía federal de Brasil, de ahí comenzamos a rodar en la autopista que nos llevaría al centro de la ciudad, como todo lo nuevo, estábamos perdidos aunque confiados por el GPS que nos daba la dirección exacta del centro donde veríamos los hoteles. Cabe destacar que nuestro viaje fue EXTREMO en realidad y en mayúscula, ya que nos fuimos a la deriva , sin reservaciones ni mapas ni conocimientos de nada, solo contábamos con nuestro aparatito y con Dios de guías, y bueno con algo de información de algunos de los hoteles que podíamos visitar. 

           Llegar a encontrar un hotel relativamente económico y bueno y céntrico fue un poco difícil, primero porque ya no tenía fuerzas para continuar, solo quería detener el carro y descansar, los dolores de cuello cabeza y el cuerpo en general no eran nada normal, como no habíamos almorzado las náuseas se apoderaron de mí, conjunto con mareos, anexado a lo demás, rayos, estaba manejando no se como. Yo pensé que las vías malas las habíamos dejado atrás, pero definitivamente en Brasil como que no saben asfaltar, la vía es puros muros y bajones, no sé cómo duran los carros con tanto maratón. Llegamos al hotel que por fin cumplió con nuestros requisitos, y el que vimos de primero jejejeje en realidad no podía más, si había más económicos pues los conoceré en otra oportunidad, nos registramos lo más rápido posible y pagamos gracias a la magia de la TDC, he inmediatamente salimos disparados a la habitación, cuando toque la cama me sentí en la gloria, me quede recostado por un buen rato, mi súper novia bajo a comprar comida en el restaurant del hotel porque sabía que no me podía ni mover, de allí solo me pare a comer y del resto dormir hasta el mediodía siguiente, donde comenzaría nuestra travesía en Manaus.

(Continuará...)

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